El desmayo, también conocido como síncope, se produce cuando se produce una caída repentina de la presión arterial, o frecuencia cardíaca, que provoca una breve pérdida de la conciencia. Es más frecuente de lo que muchos se dan cuenta, y afecta hasta al 30 % de los niños, especialmente a los adolescentes. Es más del doble de frecuente en las mujeres que en los hombres.

El desmayo puede ser aterrador para los padres, pero la mayoría de las veces no es motivo de preocupación. Sin embargo, hay algunas situaciones en las que le debería hablar sobre los desmayos con el médico de su hijo. Los padres deben ser conscientes de por qué se produce el desmayo y a qué deben prestar atención.

¿Qué causa el desmayo?

La mayoría de nosotros no pensamos en nuestro sistema nervioso autónomo, que controla nuestra frecuencia cardíaca y presión arterial en respuesta a sensores en todo el cuerpo. A medida que los niños y adolescentes crecen, este sistema aún se está desarrollando y, a veces, reacciona de forma excesiva, lo que hace que se desmayen cuando su presión arterial o frecuencia cardíaca caen repentinamente.

Los desmayos en los adolescentes pueden ocurrir en situaciones comunes, como después de salir de una ducha caliente. Pueden sentirse enfermos o mareados, y es común que se vean pálidos y sudorosos antes de desmayarse.

Algunos de los motivos que pueden causar desmayos incluyen:

  • Desencadenantes situacionales, como permanecer de pie durante mucho tiempo en entornos calurosos o con mucha gente. Estos acontecimientos son más probables con deshidratación.
  • Desencadenantes físicos, como ver agujas o recibir una inyección. Otro desencadenante común es el cepillado del cabello.
  • Estrés emocional, como miedo o ansiedad.
  • Hiperventilación.
  • Nivel bajo de azúcar en sangre.

Es inusual que los niños se desmayen antes de los 6 años, a menos que tengan trastornos convulsivos, afecciones cardíacas o hayan estado conteniendo la respiración.

Qué hacer si el niño se desmaya

Si el niño se desmaya, compruebe si respira bien. Coloque al niño boca arriba y busque cualquier lesión. Si el niño no se recupera completamente en unos minutos, llévelo a la sala de urgencias.

En la rara circunstancia de que el niño no responda, comience la RCP y llame al 9-1-1. Todos los padres deben conocer la RCP y saber que hay un DEA (desfibrilador externo automático) que está disponible dondequiera que los niños participen en deportes.

Si el niño se desmaya fuera del ejercicio y no parece tener ninguna lesión física, puede que no sea tan urgente. Llame al médico del niño para evaluar la urgencia de la situación. La recuperación completa suele ocurrir en un minuto, pero el niño puede sentirse cansado el resto del día. Para la mayoría de los niños que se desmayan, una explicación detallada del acontecimiento es muy informativa y no se necesitan pruebas.

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